jueves, 26 de mayo de 2011

Simplemente Roxana

Roxana ha desaparecido en su cuarto. No contesta el teléfono porque ha sentido la lluvia en su ventana y ha cogido todas sus emociones dentro de un pañuelo, rosado pitando de animales y manchados con su labial. Ella, que no sabe si esta vestida o desnuda de unas manos que sueña, se ha quitado el maquillaje para despistar al espejo y pensar. El delincuente que invade su cuarto canta una canción en ingles, ahora lo murmura, no se acuerda la letra, la canción que ambos al parecer habían compartido en los parques encerrados en los árboles y contemplando el firmamento con el telescopio hecho por ella, en el verano, en ese mismo día que aún marca el calendario, a pesar que estamos Mayo. El la culmina con sus brazos y le da un beso, luego un botón se les escapa del cuerpo y lo empiezan a buscar detrás de las butacas y del cinematógrafo donde se movió unas estrellas con su grito mudo hasta lamerse sus labios y arañar a su delincuente que ella lo sangra, como un río entre sus piernas, como un hielo derretido. Ahora, no se acercan las estrellas, solo una ventana refleja unas gotas resbalando entristecidas y una lágrima y Roxana vuelve a desaparecer en su cuerpo, sonriendo, mirando los trenes que sueña en Lima, en los paseos con su padre y de las butifarras deliciosas que alguna vez disfrutó... Se apagan las luces y ella que se encuentra detrás de él, lo mira escapar con el paraguas que ella estuvo buscando mientras el teléfono timbraba, sigiloso, sabiendo que nunca mas iba a encontrar a la Roxana que se quedó en el cinematógrafo. Se cierra la puerta. Y en el cuarto, se abren las ventanas, se siente la lluvia y Roxana corre alegre hasta zambullirse con los ojos cerrados y la lluvia se detuvo en su cuerpo hasta que salió el sol.